Inmediatamente después de las Guerras Civiles Argentinas y la unificación nacional a finales del siglo XIX, llegó una época de enorme crecimiento económico a principios del siglo XX. Este momento histórico se conoce como “Belle Epoque”. Tal bienestar económico fue resultado del aumento de la exportación de materias primas, la afluencia de capital extranjero y la llegada masiva de inmigrantes europeos que contribuyeron con mano de obra.

La exportación de materias primas agrícolas se convirtió en la actividad comercial más importante en la estructura económica del país, hasta el punto de que Argentina llegó a ser conocida como “El granero del mundo”. La exportación de materia prima estaba en manos de unas pocas familias terratenientes que poseían grandes extensiones de tierra. Estas familias formaban parte de la Oligarquía Argentina, que había amasado un gran poder económico y político.

La oligarquía argentina se conformó con las tendencias de estilo de vida y moda, así como con el estilo agrícola de la ciudad de París. La afluencia de capital resultante de la exportación de materias primas financió el desarrollo de pequeños palacios que embellecieron la ciudad. Sin embargo, una vez que se quedó sin esos recursos económicos, la oligarquía argentina se encontró con la ruina financiera.